Las personas que no tienen un hogar suelen ser invisibles. Para nosotras esta realidad es especialmente dura, porque nos expone a situaciones de extrema vulnerabilidad. Muchas de las mujeres que acompañamos en nuestros programas de atención a personas sin hogar han vivido situaciones de violencia, por lo que es vital ofrecer seguridad y protección. El testimonio de Catalina, que fue acompañada desde nuestro proyecto de Unidades Móviles de Atención en Calle para personas sin hogar (UMAC) y fue acogida en nuestro recurso «Santo Hermano Pedro», muestra cómo ha logrado superar esta realidad tan dura y dolorosa.